Los tiempos han cambiado y estamos viviendo en un tiempo extraño, una era digital que pone mucho énfasis en la imagen personal. La importancia de la imagen se ha exacerbado hasta el punto de que puede llegar a oscurecer otras cualidades que, de hecho, son más relevantes: nuestra inteligencia, voz, personalidad, logros… La realidad es que somos mucho más que simplemente nuestra apariencia.
La influencia de las redes sociales y el constante bombardeo de imágenes de «perfección» puede crear una sensación de insatisfacción con nuestra propia imagen. Los filtros de los smartphones suavizan nuestros rasgos, mostrándonos una versión de nosotros mismos que es menos real y, a menudo, más perfecta.
Los denominados creadores de contenido, que son honestamente publicistas y probablemente muchas cosas más, pretenden en muchos casos tocar nuestra fibra sensible o llamar nuestra la atención de una forma disruptiva y nos encadenan a un consumo de cosas, productos de belleza, tratamientos que podemos necesitar o no, pero que nos hacen sentir que son fundamentales para tener una buena imagen y no tiene por qué ser así.
Es fundamental fomentar una sana autoestima desde una edad temprana, ya que es esencial para aceptarnos a nosotros mismos tal como somos, con todas nuestras fortalezas y debilidades. El cuerpo que habitamos es nuestro hogar durante toda nuestra existencia y debemos aprender a apreciarlo en salud y enfermedad.
Como cirujana plástica, veo todos los días hasta dónde puede llegar el deseo de perfección y autoaceptación. La mayoría de las personas que vienen a mi consulta buscan mejorar algo de su cuerpo o de su rostro porque desencaja con su sentir, se sienten jóvenes pero la enfermedad, el envejecimiento, un disgusto o simplemente la necesidad de reiniciar sus vidas les ha hecho pensar y decidir que un tratamiento o una cirugía les hará volver a sentirse mejor consigo mismos. Y en la mayoría de los casos es así, pero me gusta pensar que las personas que vienen a nuestro Instituto lo hacen porque realmente podemos ayudarles, porque lo necesitan.
Es crucial subrayar que las intervenciones deben realizarse por las razones correctas y con expectativas realistas. En el Instituto Dra. Ana Torres, nos esforzamos por ofrecer un servicio honesto y de calidad. Tratamos de distinguir a aquellos que realmente se beneficiarán de estos procedimientos, asegurándonos de que puedan ayudarles a mejorar su autoestima y aceptación de sí mismos, y no simplemente para cumplir con un estándar de belleza impuesto por la sociedad.
Recuerda, eres mucho más que tu apariencia. La belleza verdadera radica en la salud, el amor propio y la autoaceptación. Y si decides que un procedimiento de Cirugía Plástica, Estética o Reparadora es el camino correcto para ti, estaremos aquí para apoyarte y guiarte en cada paso del camino.
Consúltanos si lo necesitas 🙂
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Artículo escrito por la Dra. Ana Torres Maczassek
